Una de las razones por las que nos quedamos unos días más en Valpo fue este hostel con dirección chileno – alemana, uno de los más antiguos de la ciudad. Esta situado a la mitad de una cuesta del infierno en el cerro Alegre (llamado así porque era donde estaban los burdeles y los bares antiguamente) es una casa antigua de techos de 5 metros y grandes ventanas que dan felicidad.
Las habitaciones son muy amplias, limpias y agradables, y a mayores cocina, comedor y zona común.
Y como no… ¡desayuno! Huevos, ensalada de frutas, pan, mermelada caseras, mantequilla y variedad de tes.
Como extra a añadir todo el personal muy amable, ofreciendo buena información y consejos.
Blanca por el mundo