En Castro, la capital de la isla grande de Chiloé, hay unas construcciones muy curiosas, los palafitos. Básicamente es una adaptación a la orografía de la isla y a sus entradas de agua.
Son unas casas elevadas sobre pilotes a las orillas de pequeños fiordos, donde la marea sube y baja bajo la terraza. Pues ahí estábamos nosotros durmiendo en uno de ellos!
El palafito, de dos plantas y forrado de madera tiene una terraza genial desde donde se ve todo el fiordo y lo que vive en el, ya que por la mañana unos calamares (de unos 70cm o más) vinieron de vista, nadando bajo nosotros. Yo no había visto un calamar vivo en mi vida, así que moló 😆.
Las habitaciones están bien, sencillas y limpias y hay cocina con comedor y dos salas para el relax y la lectura o en su defecto navegar en Internet.
El desayuno de los mejorcitos, variado y abundante: huevos, pan multicereal casero, yogur, ensalada de frutas, avena, zumo y té.
Un sitio muy curioso para dormir.
Blanca por el mundo